Últimamente la influencia yanqui es cada vez más poderosa e incluso llega a afectar a la gastronomía nacional. Un claro ejemplo lo vemos en el mes de noviembre. Antes era Difuntos, el uno de noviembre, pero ahora los más peques celebran Halloween (el treinta y uno de octubre). Aquí, en Galicia, lo llaman Samaín y "dicen" que era una práctica existente en la zona pero que curiosamente se perdió hasta que, gracias a la influencia de la primera potencia mundial, se ha retomado la práctica. Sea cierto o no, lo cierto es que dejamos de lado tradiciones. Por este motivo, reivindico los postres tradicionales como en este caso, los buñuelos, tan típicos de Difuntos.
Por si sentís curiosidad, ahí va un poquito de historia, pues me parece muy interesante saber el motivo por el cual se denominan "de viento". La fuente de donde he sacado esta información es:
http://www.muyinteresante.es
"El origen de la palabra buñuelo es un poco controvertido, porque si bien para unos deriva depuñuelo, una especie de bolas que los romanos amasaban con los puños, otros creen que procede del francés beignet, que significa bulto, protuberancia. Se trata de una pasta hecha a base de harina mezclada con leche, huevo y levadura que se fríe en abundante aceite. Los hay salados o dulces, de calabaza, de bacalao, de yuca
Y buñuelos de viento que, una vez fritos, se rellenan de crema o de chocolate, por ejemplo. En España se consumen especialmente durante el Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos.
Todo apunta a que el origen de la receta es árabe. Se cree que surgieron en Almogía, un pueblo de Málaga, en el año 1090, cuando el rey sevillano Mohamed ben Abad Al Motamid cercó la fortaleza de la ciudad. Viendo que escaseaban tanto la comida como la leña que usaban para los hornos, un panadero llamado Abdelaziz ben Drisi el Jabazún hizo recuento de vituallas y decidió preparar unas tortitas de masa de agua y harina; luego las subió a lo alto del castillo y las metió en los calderos de aceite hirviendo que se usaban para arrojarlos a los asaltantes. Así surgieron los buñuelos de viento."
Ya sé que la fecha ya ha pasado, pero como es una receta muy sencilla de elaborar, quizá os animéis en cualquier momento, pues cualquier excusa es fantástica para deleitarse con repostería casera. La receta que os voy a indicar la he sacado de
http://wholekitchen.es/bunuelos-de-viento-receta/. Tal y como ahí se indica, hay gran cantidad de recetas y muy diversas variaciones. Yo la hice por primera vez este domingo y tengo que admitir que me gustaron aunque en la próxima ocasión le añadiré un poco de azúcar y de canela o jengibre a la masa para que tenga así un sabor más intenso. Pero, evidentemente, cada uno puede hacer las modificaciones que considere oportunas.
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30 gramos de
mantequilla
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3 huevos
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300 mililitros de leche
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25 mililitros de agua
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120 gramos de harina
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Piel de medio limón
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Una pizca de sal
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1 cucharadita de
pasta de vainilla
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Azúcar y canela para
espolvorear
Preparación:
- Poner a calentar la leche con el agua, la sal, la pasta
de vainilla, la mantequilla y la corteza de limón en un cazo.
- Ponerlo a fuego lento, pasados unos quince minutos, ya
habremos aromatizado la leche, así que colamos para retirar la cáscara de limón
y volvemos a llevar a fuego.
- Subimos la temperatura y cuando hierva, apartamos y
echamos de golpe la harina, removemos rápidamente con una cuchara de madera y
volvemos a llevar a fuego. Seguimos removiendo hasta que consigamos una masa
que se despegue de las paredes. Una vez tengamos la masa, retiramos del fuego.
- Batimos los huevos. Los añadimos poco a poco hasta
obtener una crema homogénea.
- Ponemos una sartén a fuego con aceite de girasol a
temperatura medio – alta.
- Verter la masa en una manga pastelera, una vez que
tengamos el aceite caliente, hay que ir formando pequeños buñuelos en el
aceite, cuando estén dorados por todas las caras, sacamos del aceite y dejamos
que enfríe.
- Rebozar con azúcar y canela y servir en la mesa. Mejor
degustarlos fríos.
A pesar de todo lo mencionado sobre Halloween, también me parecen muy interesantes las actividades que se realizan en los centros educativos con los más peques. En muchos lugares realizan manualidades con calabazas, aunque también es cierto que en muchas ocasiones los críos son ayudados por sus padres. La semana pasada fui a la exposición del colegio de Palmeira, donde había verdaderas obras de arte y donde la sala de exposición rebosaba de gran imaginación y, en algunos casos, de la adaptación de la actividad en función de la edad del alumno. ¡Espero que a vosotros también os gusten!