Como podéis ver, el domingo hice mermelada de fresa. Por regla general la preparo siempre en el mismo día, pero en esta ocasión me fue imposible, por lo que tardé un par de días.
Los ingredientes que necesitaremos para elaborar nuestra riquísima mermelada de fresa casera son bien sencillos y muy, pero que muy fáciles de encontrar en estas fechas: fresas y azúcar.
Las fresas las compré el viernes (una caja), las lavé y las corté en trocitos, tal y como aparece en la siguiente foto.
A continuación se colocan en una tartera alta, aunque yo suelo usar un hervidor si es poca fruta, tal y como ocurre con las fresas. Es preferible que sea un recipiente alto porque cuando hierve, salta el jugo y nos mancha toda la cocina. Por cierto, no hace falta añadir ningún líquido, pues en el momento en el que empiezan a calentarse las fresitas, ya sueltan su propio juguito.
Dejamos hervir hasta que se vaya consumiendo la fruta a fuego bajo - medio. Después, veremos que nos queda en la parte superior espuma. Pues tendremos que quitársela, tal y como se hace con algunos guisos y sopas.
Tras quitar la espuma hay que dejar reducir, para que espese y coja cuerpo.
La verdad es que tras ver innumerables recetas de mermeladas, a mí -personalmente- no me convence ninguna (salvo la de que tengo higo de La botica de la abuela). Por regla general se añaden todos los ingredientes al principio (tanto la fruta como el azúcar) y dejan que se vaya haciendo lentamente. Yo prefiero hacer primero la fruta y cuando ya esté ésta espesita, añadirle el azúcar. Lo hago así porque creo que no le hace falta añadir tanto dulce. Habitualmente se le echa por cada kilo de fruta, un kilo de azúcar. En cambio, yo nunca llego al cuarto de kilo.
Tened en cuenta que si se lo añadís al final, la fruta ya ha reducido y también ha concentrado su sabor, por lo que si está bien madura poco más habrá que añadir. Bien es cierto que la fresa es ácida, por lo que siempre tendremos que añadirle algo, pero a veces -por ejemplo con la de melocotón o pera- no le agrego ninguna.
Y ¿cuánta cantidad? Pues lo cierto es que yo lo hago "a ojo". Y, ¿por qué? Porque todo dependerá del grado de maduración de la fruta y del tipo que sea. Así que una vez ha reducido la pruebo y "juzgo" si le hace falta mucho o poco.
Una vez tenga el punto de espesor que nos agrade, ¡ya estará lista! Y sólo nos hará falta esterilizarla. No voy a volver a repetir los pasos porque ya los tenéis en la entrada del cabello de ángel. Pero sí que espero que os animéis a preparar vuestras mermeladas caseras, porque son riquísimas y, además, las hacéis a vuestro gusto.
Tal y como os comentaba al principio, la mermelada en sí la preparé el viernes y, como no me daba tiempo a esterilizarla, la dejé enfriar y la puse en la nevera. Al día siguiente me fue imposible y, al final, la acabé el domingo. Bien es cierto que es mejor hacer todos los pasos en un mismo día pero, si no os da tiempo, no pasa nada porque transcurra un día o dos.